La corona tradicional
Se entiende por corona a un cerco de flores naturales o imitadas, de ramas, o de metal precioso, con que se ciñe la cabeza, y es, ya simple adorno, ya insignia honorífica, ya símbolo de dignidad. Antiguamente parece ser que la corona consistía en una rama de árbol doblada sobre sí misma, teniendo un significado sagrado, derivado del carácter sacro atribuido al árbol en las religiones primitivas. Con el paso de los siglos, la corona (que se colocaba sobre la cabeza de todos aquellos, como sacerdotes o reyes, cuyo poder emanaba de la divinidad) aun manteniendo intacto su primitivo valor simbólico, cambió su materia en oro o en plata. En Grecia, llevaron coronas los sacerdotes en las ceremonias de culto a los dioses, los héroes de la guerra, los vencedores en los juegos, los poetas y los actores. Cada dios del Olimpo tenía derecho a ostentar la corona de la planta a él dedicada: la vid para Dionisos, la encina para Zeus, el laurel para Apolo, el olivo para Atenea, el narciso para Ceres, etc. Desde el siglo VI las coronas de olivo fueron premio simbólico para os atletas victoriosos en los juegos olímpicos, y las de laurel, que más tarde fueron de oro, para los vencedores en los torneos dramáticos y poéticos.
En la misma Grecia, y luego en Roma, la corona fue también símbolo de público reconocimiento a los méritos civiles, políticos o militares: recompensas al valor de los soldados del ejército romano (corona gramínea y obsidional), signo de honor y de gratitud para el general que celebraba el triunfo |
Coronas de laurel o de olivo, de mirto o de oro, se colocaban también, según una tradición antiquísima, sobre la cabeza de los difuntos. La corona radial o radiada servía para colocarla en las cabezas de los dioses o de los príncipes divinizados. |
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En algunos casos, el significado simbólico atribuido a la corona real se ha identificado con un tipo determinado de corona unido a una tradición particularmente antigua. Un ejemplo de esto nos lo da la célebre corona de hiero conservada en la catedral de Monza. Compuesta de rectángulos de oro y adornados con gemas y brillantes, debe su nombre a una lámina de hierro colocada en su interior y forjada, según una leyenda, con uno de los clavos de la cruz de Cristo. |
Junto a la corona real e imperial, que en cada reino tiene sus diferencias en cuanto a la ornamentación, existen las coronas esencialmente heráldicas, que sirven para distinguir los grados de nobleza y que en todos los países se parecen bastante entre sí. Las de España son; la ducal, de oro con diademas y con el círculo engastado de pedrería y perlas y realzado con ocho florones; la del marqués, de oro con cuatro florones y cuatro ramos con tres perlas cada uno; |
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